En mi costumbre de intentar colgar una anécdota a la semana, en esta ocasión ha llegado el turno de explicar el apodo con el que conocíamos a nuestro "brother" Antonio Jiménez. El apodo estaba compuesto debido a dos hechos o situaciones:
- "Bobby Fischer" por el estilo de juego que tenía: astuto, pícaro, directo, agresivo, ingenioso, abierto, desenfadado, mortífero, avispado, ...; y cualquier sinónimo que podais relacionar con los adjetivos anteriores. Debido a ello se le empezó a llamar así.
- El adjunto de "chocolate" le vino por unas circunstancias que se dieron un 19 de diciembre de 1982, en una ronda del 40 Campeonato por equipos de Cataluña 82-83.
Era nuestro primer año de federados, de hecho llevábamos federados desde septiembre de ese año (ya que antes las temporadas eran de septiembre a agosto, no como ahora que son años naturales). En ese año 1982, en el Club d'Escacs Sant Martí, éramos 7 críos entre el resto de adultos del club (Javier Julià, Juan Manuel Martínez "juanma", Juan Ferrer "el ardilla", Jorge Bagán, Pablo Castillo, Luís Sánchez y Antonio Jiménez). Se dejó expresamente el equipo B para nosotros siete y nos repartíamos las rondas de juego: normalmente en casa jugaban Javier, Juan Manuel y Juan más uno de los cuatro últimos y fuera jugaban Jorge, Pablo, Luís y Antonio.
Como decía, era una ronda del por equipos. Jugábamos en Sant Celoni contra un filial de este club. Por la fecha os podéis imaginar el frío que podía hacer y más por Sant Celoni. De aquel local de juego recuerdo que en los bajos había un gran bar y accediendo por unas escaleras se subía al piso donde estaba la sala de juego. Como siempre, nuestro "taxista" era Antonio Martín (para nosotros siempre el Sr. Martín). Le encantaba llevarnos a jugar, ya que disfrutaba muchísimo con nosotros. Aquel día falló Monluis, y completamos el cuarteto con Juan.
Hacía un frío que pelaba y coincidió un momento en que los cuatro habíamos realizado nuestra jugada y nos habíamos reunido en la zona del bar. Allí estábamos concentrados en un letrero colgado que decía de forma clara e hipnotizadora: Chocolate calentito con churros. Con ese frío que nos tenía casi tiesos, este letrero ejercía en nosotros una atracción fatal.
La cuestión es que el Sr. Martín nos andaba buscando y tras no localizarnos por la sala de juego a ninguno, bajó al bar. Su estupor inicial fue grande cuando nos vío a los cuatro allí reunidos. Se acercó hacia nuestra posición y nos preguntó -algo enfadado- que hacíamos allí en lugar de estar pensando en los tableros. Con unas caras angelicales le hicimos referencia al letrero que anunciaba el chocolate calentito. Tras esgrimir una sonrisa esperanzadora, nos invitó a subir raudos y veloces a los tableros y nos anunció que todo aquel que ganara sería recompensado con un chocolate calentito con churros.
Dicho y hecho, solo quedó polvorilla en la barra del bar, ya que antes de que acabara la frase ya estábamos corriendo hacia los tableros. Me cuesta recordar el resultado de cada uno, pero sino me falla la memoria, Juan perdió, Jorge hizo tablas y yo gané (este resultado es seguro ya que guardo la partida) por lo que íbamos 1,5 a 1,5 quedando la partida de Antonio por finalizar.
Como siempre era una posición crítica por el estilo táctico de Antonio. De golpe, mirando la posición desde la barrera descubrí una jugada, aparentemente, ganadora. Antonio seguía concentrado en la posición y nos comenzó a entrar los nervios de que no viera la continuación debido a su tardanza en ejecutarla.
Me acerqué al oído del Sr. Martín y susurrándole le dije la jugada que había visto yo. Observó durante unos segundos y rápidamente me contestó en voz audible y clara: "chocolate". Tan clara que Antonio tras un par de segundos levantó la cabeza y soltó una sonrisa reveladora. Acababa de entender que esa palabra tan sólo significaba algo sencillo: que ganaba y con ello lograría la recompensa del chocolate. Poco después, también acabó viendo la continuación ganadora que no tardó en ejecutar y lograr la victoria. Acabó ganando la partida y con ello dando el triunfo final del match al equipo. De esta manera, como premio al esfuerzo y la situación divertida del "chocolate" en voz alta del Sr. Martín, todos nos vimos recompensados con los churros con chocolate calentito a costa del Sr. Martín, que pagó con gusto.
De ahí que finalmente Antonio adquiriera un nuevo adjetivo a su apodo, al lograr el punto decisivo tras escuchar la palabrita del Sr. Martín, quedando como alias: Bobby Fischer Chocolate.
por Monpablo
6 comentarios:
Estaba calentito, ¿eh?.
Buena anécdota.
Monpablo... qué viejos somos y qué bien nos lo hemos pasado con este juego!
Va a ser que si mon
Gracias a Monpablo por la llamada, gracias a Mon luis por no olvidarse, de su "brother", la verdad, es que tendría que agradecer a muchas personas del Sant Marti, muchas cosas..., pero el rectangulito es escaso, a ver si un dia me paso...
La lástima, es que en el Fluvia ya no estén las bravas de antaño.
Un saludo para todos desde La Yesa (Valencia)
Jajaja, Antonio, me acabas de recordar nuevas anecdotas con las "bravas" del Fluvià, jeje, que tiempos aquellos, la verdad es que como dice Luis, nos hemos hecho mayores, como pasan los años ...
De todas formas en el fluvià ahora hay "blavas" porque son chinos quienes lo llevan, jeje.
Un abrazo Antonio.
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